José Rodríguez Remesal: Oleum Baeticum. Economía y política en el Imperio Romano (= Clave historial; 50), Madrid: Real Academia de la Historia 2024, 915 S., ISBN 978-84-15789-25-3, EUR 22,80
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Pocas producciones económicas en la Antigüedad alcanzaron un nivel de sofisticación y trascendencia comparable al comercio del aceite bético en el Imperio Romano. Desde las orillas del Guadalquivir hasta las tabernae de Roma, desde las rutas fluviales de la Galia hasta las guarniciones de los límites del imperio, el aceite hispano no solo nutrió a una sociedad en expansión, sino que cimentó relaciones políticas, determinó estrategias fiscales y reveló la profunda interconexión de las provincias con el poder central. Por ello, investigar este fenómeno es fundamental para comprender mejor el mundo de la antigua Roma, y quizá nadie haya aportado más claves para su estudio que José Remesal Rodríguez. Su labor a lo largo de décadas ha sido fundamental para el conocimiento de la economía romana, la logística imperial y la administración de los recursos provinciales.
Así, el autor ha trazado un mapa detallado de las redes comerciales y del impacto fiscal del aceite bético en la economía imperial. Por ello, su trabajo ha demostrado que el abastecimiento de aceite para el annona militaris no fue una mera cuestión logística, sino un mecanismo político de cohesión; un instrumento con el que Roma reforzaba su control sobre las provincias y aseguraba la lealtad de sus tropas. Así, bajo dicho contexto se presenta su último libro publicado en 2024 por la Real Academia de la Historia que compila gran parte de sus investigaciones más influyentes. Aunque, no se trata simplemente de una antología, sino de un volumen que sintetiza décadas de trabajo y el cual ofrece una visión panorámica de cómo la producción y distribución del aceite bético articuló aspectos fundamentales del poder romano. Además, la selección de artículos y conferencias que componen el libro - elegidos por el propio profesor y ordenados de forma cronológica desde el principio de sus investigaciones hasta hoy día - permite recorrer, con una mirada tanto retrospectiva como integradora, las principales líneas de estudio que han definido la carrera de Remesal: la fiscalidad imperial, el papel del ejército en la economía, las redes comerciales y la interacción entre las élites locales y la administración central.
En general, a través de una rigurosa combinación de fuentes arqueológicas, epigráficas y literarias, el autor reconstruye las dinámicas de producción, distribución y consumo del aceite bético, lo que acaba por evidenciar su relevancia en la administración y el sostenimiento del Imperio Romano. Por ello, uno de los ejes centrales de la obra es el análisis de la annona militaris, el sistema de aprovisionamiento del ejército romano. Y es que, a través del estudio de las ánforas Dressel 20, Remesal demuestra cómo este producto se convirtió en un elemento esencial dentro de la logística imperial. Así, sobre lo que compete a esta temática, el profesor incluye artículos como "Ánforas romanas en Xanten. Aspectos epigráficos" (2006), "La Bética y Germania: Notas sobre el concepto de interdependencia provincial en el Imperio Romano" (2002) u "Oleum Baeticum. Consideraciones y propuestas para su estudio" (2001). Asimismo, la distribución del aceite desde la Bética hasta las fronteras septentrionales del Imperio, en especial a las guarniciones estacionadas en Germania y Britania, ilustra no solo la capacidad organizativa de Roma, sino también el grado de especialización de ciertas provincias en la economía imperial. Pues, lejos de ser una simple mercancía, el aceite bético formaba parte de una estructura administrativa compleja, donde su control estaba directamente vinculado con la estabilidad política y militar del Imperio.
Además, otro aspecto fundamental del libro es el estudio del Monte Testaccio, en Roma, un yacimiento excepcional que ha permitido a Remesal y su equipo reconstruir las rutas comerciales y la magnitud del comercio del aceite bético. Con artículos como "Monte Testaccio. Un basurero público" (2022) o "El monte Testaccio. De vertedero a archivo" (2013), esta colina artificial, formada por los restos de millones de ánforas descartadas tras su uso, se considera una fuente arqueológica inigualable para entender la organización del comercio romano. Pues, gracias al análisis epigráfico de los sellos, grafitos y tituli picti inscritos en las ánforas, el autor detalla cómo se ha podido identificar a los productores, las fechas de envasado y las rutas de distribución. Hecho que permitió así trazar un mapa detallado de la circulación del aceite bético en el Imperio. Así pues, este enfoque epigráfico es una de las grandes contribuciones de Remesal, ya que ha permitido vincular la producción agrícola con la administración imperial y con los mecanismos fiscales que regulaban el abastecimiento de Roma y su ejército.
También, el libro recoge diversos estudios sobre la relación entre fiscalidad y comercio en el Imperio Romano, reflejados en artículos como "Senadores en el comercio del aceite bético" (2019) o "El control administrativo de la navegación fluvial en la Bética y sus conexiones con Roma" (2012). Así, ha sido defendido la idea de que el comercio del aceite bético no solo respondía a una lógica de mercado, sino que estaba profundamente influenciado por las políticas fiscales del Estado romano. Ya que, el sistema de vectigal y portoria, los impuestos aplicados al transporte de mercancías, jugaron un papel determinante en la regulación de este comercio. Además, la utilización del aceite como parte de los suministros estatales para la annona urbis y la annona militaris refuerza la idea de que la producción agrícola no podía separarse de la estructura administrativa del Imperio. Hipótesis que, además, introduce un aspecto crucial abordado en Oleum Baeticum: la transformación del comercio oleícola a lo largo del Imperio Romano. Mientras que en los siglos I y II d.C. la exportación del aceite bético alcanzó su apogeo, las evidencias arqueológicas sugieren que en el siglo III d.C., se produjo una reestructuración significativa en la producción y distribución. Así, el autor analiza cómo estos cambios reflejan transformaciones más amplias en la economía imperial, vinculadas a la crisis política y a las reformas administrativas de la época. Por ello, su estudio de la continuidad y las mutaciones en las redes comerciales del aceite permite entender mejor los mecanismos de adaptación de las provincias a los cambios estructurales del Imperio.
Por todo ello, la obra constituye una referencia ineludible en el estudio de la economía y la administración de Roma, en especial en lo que respecta al papel de la provincia Bética en el abastecimiento de productos esenciales como el aceite de oliva a todo el imperio. Así, a lo largo de su trayectoria, Remesal ha tejido un marco interpretativo en el que la economía imperial no se concibe como un sistema estático, sino como un entramado altamente organizado en el que la administración de Roma o de los jefe militares en las fronteras ejercían un control estratégico sobre la producción y la distribución de ciertos bienes. Por ello, esta visión ha permitido rebatir lecturas más tradicionales que presentaban la economía romana como predominantemente agraria, estática y poco intervenida por el Estado u otras influencias de peso, subrayando, en su lugar, el carácter estructurado y funcional de los circuitos comerciales vinculados a las necesidades del ejército y la población urbana.
Asimismo, uno de los principales aportes es el concepto de "interdependencia provincial", mediante el cual el autor rompe con la dicotomía entre Roma como centro hegemónico y las provincias como entes subordinados y pasivos. Y es que, en su análisis, las provincias no eran simples suministradoras de recursos, sino que eran espacios donde se articulaban complejas dinámicas económicas y de poder en las que las élites locales desempeñaban un papel clave en la producción y exportación de bienes. Por lo tanto, esta perspectiva matiza las interpretaciones economicistas tradicionales y abre la puerta a una comprensión más relacional del comercio imperial, en la que la Bética, lejos de ser una región periférica, se convierte en un engranaje esencial del aparato logístico y fiscal de Roma.
En definitiva, la obra se erige como una referencia ineludible para el estudio de la economía y la administración del Imperio Romano, particularmente en lo que respecta al papel de la Bética en el abastecimiento de Roma. Y es que, su enfoque multidisciplinar, que combina arqueología, epigrafía e historia económica, ha permitido redefinir nuestra comprensión de las dinámicas comerciales y logísticas del mundo antiguo, alejándose de interpretaciones tradicionales que minimizaban la intervención del Estado u otros factores de poder en la distribución de recursos. Pues, uno de sus principales méritos es haber demostrado que el comercio de productos esenciales, como el aceite de oliva bético, no operaba bajo una lógica puramente mercantil, sino que estaba profundamente vinculado a estrategias de control y administración, tanto centralizadas como descentralizadas respecto al poder de Roma. Puesto que su énfasis en la interdependencia entre provincias y metrópoli ofrece una perspectiva más matizada sobre el funcionamiento del Imperio, se aleja así de visiones excesivamente centralistas o, por el contrario, atomizadas de la economía romana.
Miguel Egido Cortés